Steampunk: Bajo bandera negra
Las lluvias de
invierno son las peores. Las de otoño tienen el encanto de la novedad, pero las
de enero son simplemente un estorbo. Por eso es tan útil que haya barcos
voladores, para poder, si lo deseas, sobrevolar la tormenta, o navegar entre
las nubes como por un inquietante Mar de los Sargazos, con los motores
apagados, a impulso sólo del aire.
Si
te aburres, puedes pilotar hacia abajo, a toda velocidad, hasta casi tocar la
superficie del océano, y luego subir deprisa, recibiendo la lluvia en el
rostro, salvaje y libre. Atacar las altas torres de despachos y escapar con el
botín sin que el portero, abajo, con su paraguas, llegue a enterarse de nada. Y
estar en Londres, o en la Martinica, a tiempo para cenar.
Es
genial ser un pirata en enero.
Ilustración de Esperanza Peinado
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