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Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

domingo, 27 de enero de 2013

Os voy a contar un cuento: La niña de los cuervos


Ahora que los días aún son cortos y las noches largas, y sigue haciendo frío, se me ha ocurrido contaros un cuento. Uno que tenga un poco de todo: princesas y príncipes, villanos, magia, peligros y final feliz.

Se trata de una serie de ilustraciones que hice para participar en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, que se celebrará en marzo. De niña, la mayoría de las ilustraciones de mis libros no me gustaban demasiado. Actualmente hay ilustradores infantiles a los que admiro (como Rebecca Dautremer) y es posible que, si viera ahora por primera vez alguno de los dibujos que entonces me fastidiaban, los apreciase algo más pero, cuando era niña, no encontraba graciosas ni imaginativas las caricaturas de los personajes, las cabezas y cuerpos basados en formas geométricas y los brazos que no tenían el número adecuado de codos. Yo quería ver a Juan Sin Miedo, o a un dragón de verdad y aquellas criaturas regordetas, de nariz colorada (ambos eran así, y eso que eran libros diferentes) me decepcionaban. Estos, o algo parecido, son los dibujos que yo hubiera querido ver en mis cuentos de pequeña, incluido el color del cabello de la protagonista. En mis cuentos, las princesas siempre eran rubias, con enormes ojos azules.

Así que poneos cómodos, tapaos con una manta, preparaos un té, o un café, o un chocolate caliente, y empezamos:

La niña de los cuervos



Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, un rey y una reina que tenían cuatro hijos…

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martes, 22 de enero de 2013

Recuerda


Siempre se habla de que ves pasar toda tu vida cuando estás a punto de morir, pero muy poca gente te cuenta que lo que experimentas es sorpresa. En el fondo, no comprendes porqué tu plan de vivir eternamente, que estaba funcionando tan bien hasta el momento, ha fallado justo ahora. Que el último beso que diste fue eso, exactamente: el último beso. Que el whisky de esta mañana ha sido el último también. 

              Y, en casos como éste, puede que te preguntes a quién has cabreado tanto. No es una profesión fácil, pero los más duros, los más rápidos o, incluso, algún pobre diablo con suerte, llegan a viejos. Yo conozco a un par que han sabido hacerlo bien, y no parecen más listos que tú o que yo. Así que te preguntas si es que te pasaste de ingenioso en un comentario, o si averiguaste demasiado como para vivir y demasiado poco como para sacar tajada, o si has compartido cama con quien no debías. O puede que haya sido un poco de cada cosa.

Te miro ahí, en el suelo, y me pregunto si estás pensando en esto.

Ilustración de Esperanza Peinado

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jueves, 17 de enero de 2013

Steampunk: Bajo bandera negra


Las lluvias de invierno son las peores. Las de otoño tienen el encanto de la novedad, pero las de enero son simplemente un estorbo. Por eso es tan útil que haya barcos voladores, para poder, si lo deseas, sobrevolar la tormenta, o navegar entre las nubes como por un inquietante Mar de los Sargazos, con los motores apagados, a impulso sólo del aire. 

              Si te aburres, puedes pilotar hacia abajo, a toda velocidad, hasta casi tocar la superficie del océano, y luego subir deprisa, recibiendo la lluvia en el rostro, salvaje y libre. Atacar las altas torres de despachos y escapar con el botín sin que el portero, abajo, con su paraguas, llegue a enterarse de nada. Y estar en Londres, o en la Martinica, a tiempo para cenar. 

              Es genial ser un pirata en enero.

Ilustración de Esperanza Peinado

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sábado, 12 de enero de 2013

Corred, insensatos



 Este no es el dibujo que tenía pensado enseñaros hoy, pero llevo con ganas de rescatarlo desde que vi “El Hobbit: un viaje inesperado” hace unas semanas. Se trata de un diseño para un tatuaje que me pidió un amigo. La idea es sencilla: un balrog sosteniendo un escudo enano. Cuando empecé a trabajar en él, me entró la duda de donde podría un balrog haber conseguido un escudo del tamaño del que está maltratando, pero recordé esas magníficas tallas monumentales enanas que adornan Moria o Erebor y decidí que no habría tenido demasiados problemas, en realidad (Os comento esto por si alguno es, como yo, menos dado a los simbolismos que a las historias y sentía también curiosidad).

Otra de mis dudas fue si dibujarlo con alas o sin ellas. Al parecer, el equipo de Peter Jackson tuvo el mismo problema al rodar su película. Como Tolkien no es concluyente sobre el tema, yo resolví no perfilarlas por motivos prácticos: en un tatuaje para el hombro, las alas habrían sido un estorbo.

Por esa misma razón, el dibujo original, a la acuarela, no tenía fondo. Se lo añadí después, digitalmente.

¡Ah, sí, El Hobbit! Me encantó. Sé que han engordado el libro para lograr una trilogía y no me importa. Disfruté el libro y disfruté la película. Me impactó la escena que narra la llegada del dragón, me parece que han clavado el ambiente en el duelo de acertijos entre Gollum y Bilbo, y la interpretación de Martin Freeman, que ya me gustaba haciendo de Watson, me parece entrañable.

Ilustración de Esperanza Peinado

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domingo, 6 de enero de 2013

Día de Reyes



Ilustración de Esperanza Peinado



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