Desde Nueva York
Una de las razones por las que pude escribir tan poco en septiembre fue que estuve en Nueva York. Me llevé, como no, mi cuaderno de viaje, y me las arreglé para sacar un par de dibujos rápidos, por el camino.El primero es del Patio de las Estatuas del MoMA, que tiene fuentes y bancos para sentarse a disfrutar de la selección de esculturas, los días que no llueva o nieve. Hacía un día gris muy apropiado, pero se estaba bien al aire libre.
No recuerdo el nombre de la iglesia del segundo, tan londinense. Sí recuerdo que estaba sentada bajo un árbol inmenso de Central Park, que acabábamos de comer extendiendo una manta sobre la hierba, y que una ardilla me lanzó una bellota, pero falló.
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