Los ojos en la pared
Es un hecho poco conocido* que la
decoración de las paredes, incluso la actual, es un vestigio de los tótems
protectores de la antigüedad, y que se elige para defender a los habitantes de
posibles intrusos poco amistosos. Esto es especialmente fácil de observar en
los cuadros de algunos pisos de alquiler, y más sutil en otros casos. El
origen, todavía poco claro, parece tener lugar en las pinturas rupestres,
cuando los brujos de la tribu capturaban mediante imágenes la esencia de los
animales más fuertes y rápidos que conocían, y de los mejores guerreros del
grupo, para que ampararan al clan. Los egipcios, griegos y romanos continuaron
reflejando en sus paredes, mediante pinturas y relieves, a sus antepasados y
dioses, para que dotaran de fuerza y protección a aquellos que residían en la
casa. Los cristianos hicieron otro tanto con las imágenes de los santos y los
musulmanes mediante la recreación de textos sagrados e intrincados arabescos
que debían capturar, como atrapasueños, cualquier negatividad que penetrase en
el lugar. Y así hasta los papeles para pared de William Morris, que padecía
alergia grave** y no concebía nada más terrible que un campo de flores. Aún hoy
en día, seguimos colgando de nuestras casas aquellas imágenes de las que
deseamos recibir fuerza, protección y serenidad.
Toda esta parrafada erudita viene
a que sigo trabajando a ratos en la redecoración de mi página web que, a fin de
cuentas, es como este blog, parte de mi casa. Y como espíritu protector he instalado una lechuza (uno de mis animales preferidos desde que de pequeña vi Dentro del Laberinto), y la he rodeado de plantas y plumas para que cace y se sienta cómoda.
*Yo misma no tenía ni idea hasta
que lo he escrito
** Otro dato casi desconocido
Me ha encantado la explicación. Y la lechuza te ha quedado chulísima!!!
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!! Tengo ganas de ver el resultado completo :- D
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