Parsifal
Personalmente, Parsifal –o Perceval- siempre me ha parecido
lo contrario del dicho popular este de “De bueno, es tonto”. Parsifal de tonto, es bueno. Criado por su
madre, que teme que si sabe demasiado del mundo acabará muerto en combate como
su padre, casi todos los que se lo cruzan sacan la conclusión de que no tiene
muchas luces. El rey Amfortas y los caballeros del Grial, a cuyo castillo llega
por casualidad, lo piensan todos, porque desde fuera la pureza espiritual se
parece tanto a la estupidez, que asusta. Aún así, le permiten presenciar la
última ceremonia de Eucaristía que se celebrará en Monsalvat en mucho tiempo.
El rey Amfortas ha sido herido en el costado por su propia lanza (la de
Longinos) y nadie encuentra cura para su herida. Con todo, los caballeros se reúnen
a su alrededor para verle oficiar el ritual y desvelar ante todos el Santo
Grial, aunque al hacerlo la herida vuelve a abrirse. Parsifal no entiende gran
cosa de lo que acaba de presenciar, pero queda profundamente impresionado y empieza
su propia búsqueda de la lanza robada y la curación del rey, una odisea tanto en
el plano místico como en el material.
Este es el principio de
Parsifal, un festival escénico sacro compuesto por Wagner. El montaje en
que se basa la ilustración, tan minimalista y con ese contraste de luces y
sombras, es el más representativo del Nuevo Bayreuth, quince años del Festival
de Wagner dominados por la figura de Wieland Wagner. Y, si queréis saber algo
más sobre el tema, deberíais leer el libro de Emilio Gómez Rodríguez “El Nuevo
Bayreuth de Wieland y Wolfang Wagner”, del que esta imagen es portada, o bien
ir abriendo boca con su blog.
genial, me ecantó la portada Espe!
ResponderEliminarSoy Alicia, tengo problemas de identidad bloguera jajajajaja
¡Muchas gracias!
ResponderEliminarVaya, así sin letras también está genial. Me encanta.
ResponderEliminarVoy a intentar compartir esta entrada en mi blog. A ver si puedo. ¡Gracias!
Emilio.