MÁS RECIENTE

Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Os voy a contar un cuento V: La cuna


Estos días estoy contando el cuento de La niña de los cuervos. En Os voy a contar un cuento, explico de dónde viene. Aquí encontraréis el principio de la historia.


También el príncipe tenía una madrastra, que acogió amablemente a Guiomar  en la familia. Y que luego mandó un mensaje a su hermana en el reino vecino, pues las dos eran brujas que habían planeado apoderarse de los reinos de la princesa Guiomar y del príncipe (podría deciros como se llamaba el príncipe, pero la experiencia indica que no le interesa a nadie). La cuestión es que, desde la desaparición de Guiomar y sus hermanos, el rey había empezado a desconfiar de su nueva esposa, la cual había detenido sus planes hasta localizar y destruir a los herederos al trono. 

Así que ambas brujas estudiaron la nueva situación y trazaron un nuevo plan para acabar con todos. Lo primero que sucedió es que el padre del príncipe enfermó de repente, sin que los médicos pudieran averiguar la razón ni encontrarle cura, y pronto estaba tan grave que el príncipe asumió sus funciones, pues el rey casi nunca estaba consciente. 

Lo segundo que sucedió fue que, poco después del nacimiento del hijo de Guiomar, su esposo fue llamado al reino vecino con urgencia. A la princesa no le hizo ninguna gracia que su amado se marchara desprevenido al castillo donde reinaba su madrastra pero, como no podía hablar si quería romper el encantamiento, tuvo que aguantarse. Si a la protagonista se le hubiera dado mejor jugar a las películas, el resto del cuento hubiera sido completamente diferente, pero faltaban doscientos siete años para que se inventara el juego, así que es absurdo especular. La princesa se quedó sola, con la reina.

Aquella noche, la princesa acostó a su hijo en la pequeña cuna junto a su cama, durmió profundamente y, a la mañana siguiente, cuando se asomó para recogerlo, casi gritó (casi, porque, recordemos, no podía): el bebé había desaparecido y en su lugar, entre una maraña de zarzas negras, descansaba un feo muñeco de madera.

(Ilustraciones de Esperanza Peinado: a color son los originales de la serie,  en grafito he añadido algunos bocetos y dibujos sueltos)

0 Comentarios ¡Gracias! :