Como comentaba en la primera parte de esta entrada,
Un ilustrador en el museo, quiero incorporar de vez en cuando a este
blog una serie de entradas en un tono algo más serio acerca del panorama
actual de la ilustración, siempre desde mi punto de vista, de lo que
veo, leo y escucho. Intentaré no tardar en escribirlas más de lo que
tardo en tomarme un café, que viene a ser poquito, para no extenderme
demasiado, pero todas llevarán la etiqueta de
"Como iba diciendo" así que, si no os apetece que os culturice, disculpadme y pasad a la siguiente entrada, que espero que os guste más.
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Art Critic, de Norman Rockwell |
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Hay varias formas de que el trabajo del ilustrador se involucre en un museo, aparte de la más evidente: como objeto central de una exposición, y es que el dibujo y la ilustración hace ya tiempo que se vienen revalorizando, no sólo con fines documentales o como los hermanos pequeños de las Bellas Artes, sino como medios artísticos por derecho propio. Y sus creadores, como artistas. Destacan, entre muchos, Doré, Mucha o Rockwell, por ejemplo, o, más actuales, Sendak, Geiger o Shaun Tan.
Otro medio que también se viene fácilmente a la mente son las reconstrucciones, especialmente en museos arqueológicos y antropológicos y en centros de interpretación. La ilustración permite recrear escenas cotidianas, formaciones de batalla o edificios que han sufrido transformaciones (e incluso destrucciones casi completas) a lo largo del tiempo, de un modo cercano a la mirada del espectador.
Más fríos, pero igualmente didácticos, son los esquemas. Como ya comentamos, es una forma rápida y comprensible de transmitir información compleja. Estos se emplean con frecuencia en casi todo tipo de colecciones: describen mecanismos, anatomia animal, principios físicos, técnicas artesanales, patrones decorativos de un tejido o papel pintado, la distribución de los personajes representados en un lienzo, el armazón de una escultura de gran formato, la colocación de prendas de ropa superpuestas en una indumentaria... y un larguísimo etcétera.
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Ada y Grace, guías virtuales del Museum of Science de Boston |
Los guías virtuales son personajes que median entre el museo y el visitante: explican normas y actividades, señalizan rutas u ofrecen información adicional sobre la colección. Son una cara muy visible de la institución, y su diseño es una parte importante de su imagen pública.
Y una suma de las tres anteriores son las imágenes para los cuadernillos didácticos, generalmente destinados a público infantil o adolescente, y pensados para hacer la visita más amena y, a ser posible, educativa.
Todas estas funciones pueden tomar formas difentes según las necesidades y la estética del museo, pueden ser realistas, minimalistas o caricaturizadas, en soporte papel o en aplicaciones audiovisuales, animadas o estáticas. Esencialmente, siguen siendo lo mismo: un medio agradable de transmitir un mensaje.
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