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Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Con habitación propia


Decía Virginia Woolf que, para escribir, una mujer necesita dinero y una habitación propia. “Mujeres con habitación propia”, con Trini Moreno Cobos como principal impulsora, ofrece no sólo ese espacio personal, sino también un lugar de encuentro para mujeres creadoras, que ponen su cabeza y sus manos a trabajar en algo en lo que creen: dramaturgas, titiriteras (en el más honroso sentido del término, si es que tiene otros), escritoras, diseñadoras, pintoras, músicas y artesanas. Y más.

Y, desde ayer, ya tengo dos llaves en mi llavero: mi firma y la de mi nueva habitación. Si os apetece pasaros, veréis qué bien acompañada me encontráis.

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martes, 20 de agosto de 2013

Hadas de vacaciones




Estos días de verano me gusta bajarme a la playa a primera hora de la mañana, antes de que aparezcan las radios, los jugadores de palas o voleibol y esos preciosos bebés que ven el mar por primera vez y cuyas otras primeras veces (la primera vez que mojan los pies, que chapotean o que se comen un cangrejo vivo) te retransmite a voces una familia entusiasta. Me encanta la calma que tiene el mar a esas horas, cuando apenas se escucha algo más que el viento y el rompeolas, así que, aunque odio madrugar, estos días hago una excepción y, si puedo, llego antes que los peces.

Aún así, nunca soy la primera. Suele haber un señor con pinta de jubilado y pantalones blancos disfrutando de un periódico y varias sombrillas huérfanas, que creo que brotan solas por la noche. Y, una mañana, estaba esta tienda. Ni siquiera fui capaz de entender cómo se sostenía la estructura. Era una mezcla de pabellón medieval y casa zíngara, una acumulación de alegres telas de todos los colores, banderolas y guirnaldas, como una especie de espejismo en la arena.

Intrigada, hice un pequeño boceto en el margen de mi revista, pero no llegué a averiguar quién la ocupaba. Las dos veces que me asomé discretamente  –al ir a nadar y al salir del agua- estaba vacía, aunque alguien había dejado dentro sus cosas. No ha vuelto a aparecer por aquí, así que, si alguien la ve y averigua algo más sobre quién viaja con tanto estilo, que me avise.

(Ilustración de Esperanza Peinado)

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