MÁS RECIENTE

Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Doble filo



 La espada tenía nombre: Fortuna. Era un mandoble pesado, con un pequeño adorno en forma de ondas en el pomo redondo, ya muy desgastado por el paso del tiempo. Había estado en su familia durante cuatro generaciones. Medía de alto bastante más que su padre, que había sido un hombre fornido, lo que la hacía pensar que quizá hubo algún gigante entre sus antepasados. En todo caso, era un arma demasiado grande y pesada para que una chiquilla flacucha pudiera usarla con efectividad y resultaba bastante decepcionante como única herencia. 

Sin embargo, era un acero de gran calidad, y en cantidad suficiente para poder fundirlo en dos filos bien equilibrados, el tipo de espada corta que penetra fácilmente entre las placas de una armadura para clavarse en el costado. Dos armas letales en unas manos ágiles que supieran cómo usarlas. 

Alguien que escuchó la historia opinó que quizá fuese un mal presagio partir la Fortuna en dos. Ella respondió que hace tiempo que se fabrica la suya.


0 Comentarios ¡Gracias! :