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Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

lunes, 28 de abril de 2014

Costa de las Brumas



Caleb se detuvo en lo alto de la colina y examinó el  paisaje con gesto crítico.
No estaba tan mal. La marea empezaba a retirarse y probablemente pudiese atravesar la marisma sin más problemas que el barro en las botas. Una vez en el bosquecillo, podría montar un pequeño campamento e incluso  pescar algo de cena, para variar. Era posible que el agua borrara su rastro al subir de nuevo, si es que sus perseguidores no llegaban antes.
Esa era toda la buena suerte que podía esperar. Quedaban muchos días de camino antes de llegar a algún lugar civilizado, bien pasadas las montañas, y las posibilidades de conseguir alimentos serían escasas de allí en adelante. Eso por no hablar de las leyendas sobre los moradores de las islas, claro. No es que él fuera supersticioso pero, ya sabes, se escuchaban historias.
Caleb se ajustó la capa –la bruma empezaba a filtrarse hacia los huesos- , arregló la manta del pequeño bulto dormido que cargaba en brazos y, con un suspiro, comenzó el descenso.

(Ilustración de Esperanza Peinado)

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lunes, 21 de abril de 2014

Behance


Hace poco me he abierto un portafolio en Behance. Imagino que la mayoría de vosotros ya la conoce: es una plataforma online para proyectos gráficos (fotografía, ilustración, pintura, diseño, vídeo y un poco de todo lo que se os ocurra en relación). Básicamente, cada autor va organizando su trabajo en carpetas, por ideas, técnicas, temática, producto o inspiración divina. Según tus intereses, puedes utilizar Behance como red social para creativos, como escaparate, para localizar un artista que se ajuste a tu proyecto (o una empresa en busca de... bueno, de tí) o, simplemente, para pasar un rato ameno explorando las diferentes (y son de todo tipo) propuestas. Si os apetece pasaros, o tenéis ya una cuenta y quereis añadirme (o dejarme la vuestra para que os busque yo), esta es mi dirección:



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jueves, 10 de abril de 2014

Tres estudios para Kay


Kay es un personaje de Fading Suns, un mundo de ciencia-ficción en el que la raza humana se ha extendido por el universo y la presencia alienígena es minoritaria y no siempre amistosa. Ha habido épocas brillantes de descubrimiento y tecnología y épocas oscuras, de destrucción y guerra. El presente no es ni la una ni la otra: se han conseguido cierta paz y prosperidad bajo el actual emperador, pero el conocimiento de la mayor parte de la tecnología se ha perdido, y su uso se restringe a unas pocas clases privilegiadas. Kay forma parte de una de ellas,  es un miembro muy joven de los Hermanos de Batalla (para entendernos, algo así como templarios del futuro).

Y creo que me estoy enrollando demasiado. Voy a tardar casi más en explicar esto de lo que me han llevado estos bocetos a acuarela, muy rápidos, que hice tratando de decidir qué atuendo le favorece más. El primero está basado en el traje de kendo y le da un aire más monacal, pero creo que me inclino más por el del centro ¿Vosotros qué opinais?

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jueves, 3 de abril de 2014

Los ojos en la pared


Es un hecho poco conocido* que la decoración de las paredes, incluso la actual, es un vestigio de los tótems protectores de la antigüedad, y que se elige para defender a los habitantes de posibles intrusos poco amistosos. Esto es especialmente fácil de observar en los cuadros de algunos pisos de alquiler, y más sutil en otros casos. El origen, todavía poco claro, parece tener lugar en las pinturas rupestres, cuando los brujos de la tribu capturaban mediante imágenes la esencia de los animales más fuertes y rápidos que conocían, y de los mejores guerreros del grupo, para que ampararan al clan. Los egipcios, griegos y romanos continuaron reflejando en sus paredes, mediante pinturas y relieves, a sus antepasados y dioses, para que dotaran de fuerza y protección a aquellos que residían en la casa. Los cristianos hicieron otro tanto con las imágenes de los santos y los musulmanes mediante la recreación de textos sagrados e intrincados arabescos que debían capturar, como atrapasueños, cualquier negatividad que penetrase en el lugar. Y así hasta los papeles para pared de William Morris, que padecía alergia grave** y no concebía nada más terrible que un campo de flores. Aún hoy en día, seguimos colgando de nuestras casas aquellas imágenes de las que deseamos recibir fuerza, protección y serenidad.


Toda esta parrafada erudita viene a que sigo trabajando a ratos en la redecoración de mi página web que, a fin de cuentas, es como este blog, parte de mi casa. Y como espíritu protector he instalado una lechuza (uno de mis animales preferidos desde que de pequeña vi Dentro del Laberinto), y la he rodeado de plantas y plumas para que cace y se sienta cómoda. 






*Yo misma no tenía ni idea hasta que lo he escrito

** Otro dato casi desconocido

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